El trabajo funcional es susceptible de tener aplicación en cualquier ámbito, ya que se basa en el trabajo muscular de los grupos implicados en cualquier actividad. Pero los ámbitos más comunes de aplicación serán:
Actividades de la vida cotidiana consideradas funcionales
Son muchas y muy variadas, por poner algunos ejemplos, se pueden destacar:
- Tracciones.
- Empujes.
- Deambulaciones.
- Relación con otras generaciones.
Actividad laboral
Importancia de las acciones físicas laborales, como estímulo desencadenante de lesiones, desórdenes, y desequilibrios tónico-posturales. Dentro de las cuales se pueden diferenciar cuatro grupos:
- En sedestación con baja actividad de tronco. (oficinistas, conductores, etc.). Musculatura principalmente implicada: dorso-lumbar, periescapular y extensores de cadera y rodilla.
- En bipedestación con baja actividad de tronco y alto nivel de desplazamiento (repartidores, carteros, etc.). Musculatura principalmente implicada: abdominal y extensora de cadera.
- En bipedestación y con actividad importante (cargas medias- bajas) de grupos musculares (peluqueros, limpiadores, soldadores, etc). Se debe asegurar el equilibrio favorable de la musculatura abdominal y extensora de la cadera y seleccionarles ejercicios que compensen la actividad muscular diaria (en antagonismo) y mejorar los niveles de fuerza útil en musculatura agonista (en rangos óptimos saludables y sin acciones potencialmente lesivas).
- En bipedestación y con actividad importante de la musculatura del tronco y con manejo de cargas importantes (descargadores, albañiles, pintores, etc.). En este caso es importante la selección de ejercicios para tronco (asegurándose de incrementar la capacidad de estabilización del raquis), y la compensación de las acciones diarias y mejora del nivel de fuerza funcional de la musculatura agonista, además de un posible estiramiento de los elevadores de la escápula del hemisferio dominante.
Ámbito deportivo
En numerosas ocasiones se acude a centros de entrenamiento con objetivos poco “funcionales”, por ejemplo, un jugador de baloncesto, acude a un gimnasio con la intención de trabajar sus piernas para ganar masa muscular.
Esto no sería un objetivo demasiado “funcional” ya que pese a que un aumento de masa muscular puede ayudar, el objetivo real del deportista será mejorar su capacidad de salto. Si ese es su “gesto deportivo” se deberá mejorar ese gesto en su globalidad. Por lo que serán más importantes otros factores, como la correcta coordinación intermuscular, la trasmisión adecuada de tensiones en el gesto concreto, adaptar el salto en función de la posición de rivales y compañeros, etc.
En definitiva, la idea es pasar del desarrollo de la estructura al desarrollo de la función.